Éxito con agilidad

Sobrevivir en un mundo volátil

Una paradoja en las empresas es: “El crecimiento crea complejidad y la complejidad es un asesino silencioso para el crecimiento”. Sólo un 10% de las empresas son capaces de crecer de forma rentable durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, el crecimiento no es el problema, sino la creciente complejidad que surge cuando las empresas, por ejemplo, desarrollan nuevos productos, se expanden a nuevos mercados o establecen nuevos campos de negocio.

La complejidad trae incertidumbre, y la incertidumbre genera ansiedad. Por eso muchas organizaciones se centran en sus procesos internos para reducir la incertidumbre mediante estructuras administrativas que creen orden. Pero el orden suele convertirse en burocracia, y la burocracia en parálisis. Como resultado, la creciente complejidad se convierte gradualmente en un asesino del crecimiento, y las organizaciones pierden lo que una vez las hizo tan exitosas: la velocidad de respuesta.

¿Qué hace que el mundo sea diferente hoy? Los cambios económicos son cada vez más volátiles. Lo que decidimos o pensamos hoy puede quedar obsoleto mañana. Las empresas prosperan en la incertidumbre, pero esta incertidumbre también encierra un potencial de crecimiento.

¿Cómo pueden posicionarse las empresas en el futuro y actualizar su velocidad de reacción? Respondemos a estas preguntas con nuestro enfoque de la implantación de la agilidad en las empresas. Adoptamos una visión holística y sistémica de la empresa, y tenemos en cuenta el contexto de cada organización.

Marcos como Scrum, Kanban y la gestión ágil del taller suelen ser el primer paso para hacer visibles los métodos de trabajo ágiles y aprender de ellos. Sin embargo, sólo representan una pequeña parte del panorama general. Para que la empresa esté preparada para el futuro, el cambio debe estar orientado a objetivos y tener un propósito. El objetivo es adaptar la empresa a los requisitos del mercado y utilizar métodos y estructuras de trabajo ágiles con sensatez.

La agilidad no es un fin, sino que representa una respuesta a un entorno que se percibe cada vez más complejo. En este contexto, debe decidirse conscientemente en qué contextos se requieren la adaptabilidad y la capacidad de cambio y dónde la agilidad tiene un efecto significativo.

Historias de éxito de clientes y socios satisfechos

Alstom
RESULTADOS
  • > 50% de reducción en tiempo de entrega
  • 25 – 30% de aumento de la eficiencia
  • 30 – 40% de aumento del plazo de entrega con la misma estructura
  • > 90% de cumplimiento de los plazos
  • Garantía de transparencia en el conjunto de los proyectos
  • Control coordinado de las tareas en el sistema Priorización de proyectos y tareas
Resultados
  • Desarrollo de una gestión visual descendente con KPIs
  • Desarrollo de una cascada de comunicación regular para la gestión ágil de proyectos
  • Planificación integrada mediante el método del último planificador
  • Control de tareas en la cascada para todas las operaciones
  • Gestión de la escalada en la gestión en cascada
  • Coaching para el liderazgo mediante la gestión oportuna de las desviaciones
valuestreamer

Sepa siempre lo que está pasando. Gestione todas las áreas de su empresa en tiempo real. Ágil. Y altamente eficiente. Permita que los equipos ágiles trabajen juntos a través de interfaces, entre divisiones, globalmente y en tiempo real. Los procesos enlazados y los tableros de tareas establecen una transparencia continua, así como una agresión automática de los indicadores de proceso y de rendimiento clave. Además, podrá reconocer rápidamente las desviaciones y definir contramedidas.

ValueStreamer® también puede integrarse de forma óptima en su entorno de sistemas informáticos existente y conectarse a sistemas adyacentes mediante interfaces armonizadas.

¿Qué significa agilidad?

Nuestra definición

Una empresa ágil es capaz de reconocer los cambios en una fase temprana, adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias en cualquier momento -teniendo en cuenta sus propias necesidades- y diseñar la forma de organización más eficaz y eficiente en cada caso.

Kamelion

Cuatro características centrales distinguen a una empresa ágil:

Las organizaciones ágiles crean valor a través del desarrollo colectivo de la red de valor con todas sus partes interesadas. Los clientes están en el centro. Todas las estructuras y procesos del sistema o red social están alineados con ellos.

De ahí se derivan los elementos centrales de nuestro enfoque de consultoría en transformación ágil. La elaboración y comunicación del significado empresarial y el propósito del cambio, la definición de la intención empresarial y el diseño de las intervenciones de consultoría siguen el principio de orientación en torno al significado.

Los empleados de la organización basan sus acciones en lo que “tiene sentido” para ellos mismos y para la organización en su conjunto. Por eso es necesario determinar el significado, hacerlo comprensible y transmitirlo en situaciones concretas y cotidianas (por ejemplo, con la pregunta: ¿Cómo sabemos que el trabajo ágil o una organización ágil tiene sentido para nosotros y nuestros clientes?) Así pues, la orientación al cliente es inherente a las empresas ágiles, porque una organización ágil no es un fin en sí misma ni una ocupación en sí misma, sino que respalda una producción de productos, servicios y prestaciones de ciclo corto, fuertemente orientada a la retroalimentación y permanentemente orientada a las necesidades de los usuarios.

En las empresas hay procesos que se perciben como complicados o complejos. Cuando se trata de procesos y problemas complicados, no hay lagunas de conocimiento. En la empresa hay conocimientos suficientes sobre cómo resolver problemas complicados y previsibles. Los procesos complicados deben estandarizarse en la medida de lo posible. Afianzan la estabilidad de la organización y deben diseñarse de la forma más eficiente posible, es decir, lean. Un ejemplo de ello es el proceso de montaje en la producción en serie.

En cambio, los procesos complejos plantean un reto mayor. Aquí, primero es necesario obtener información sobre determinados fenómenos. Los equipos interdisciplinarios que cooperan estrechamente y se centran en un beneficio claramente definido para el cliente contribuyen gradualmente a aumentar los conocimientos. Estos equipos (por ejemplo, los de desarrollo o planificación) trabajan con eficacia, pero la atención se centra sobre todo en la eficacia, combinada con la fuerza innovadora, así como en hacer frente a cambios constantes e imprevisibles. Aquí hay mucho potencial de dinamismo.

Sin embargo, la estabilidad y el dinamismo no pueden separarse claramente entre sí, sino que existe una mezcla de ambos, a menudo con una tendencia en uno u otro sentido en los respectivos contextos considerados. Pero equilibrar continuamente los elementos estables y dinámicos en una organización requiere una estructura adecuada.

Principios importantes para una organización ágil son la transparencia y la voluntad de experimentar. Para tomar decisiones en empresas ágiles, las cifras, los datos y los hechos se hacen transparentes y accesibles a todos los empleados. En casos extremos, esto puede implicar un examen exhaustivo de toda la información sobre la empresa. Pero es importante que al menos se hagan transparentes las lagunas de conocimiento existentes relevantes para satisfacer la petición del cliente, con el fin de poder dividir el problema de conocimiento en pequeños experimentos o paquetes de tareas. Cada conjunto de tareas definido en el backlog del modelo de proceso Scrum tiene un resultado claramente definido que debe producirse en un plazo determinado (por ejemplo, en un sprint de cuatro semanas).

El método para realizar estos sprints puede basarse en el lean management, el desarrollo ágil de software u otros formatos. El único factor decisivo es que las iteraciones continuas y rápidas en los equipos garanticen la claridad sobre el progreso de los conocimientos, fomenten el intercambio dentro del equipo y, además, permitan el aprendizaje conjunto dentro de la organización. Si un experimento no contribuye al resultado deseado, se pone fin a él de forma coherente y temprana (“fracasa pronto, aprende más rápido”). Este sistema iterativo y transparente permite a la organización diseñar conscientemente los procesos de toma de decisiones para tomar decisiones de gran alcance de forma comprensible y basándose en los conocimientos necesarios.

A diferencia del liderazgo heroico, en el que el líder es el único que marca el rumbo y garantiza la ejecución mediante el mando y el control, en las organizaciones ágiles el liderazgo ya no está vinculado a una sola persona. El liderazgo se entiende más bien como un deporte de equipo, en el que el liderazgo está vinculado a un papel y puede ser ejercido por diferentes personas en función del contexto. La persona respectiva, incluidas sus capacidades y talentos, ocupa un lugar central. En consecuencia, en determinados contextos, cada empleado puede asumir el papel de líder en el equipo, mientras que en otras situaciones asume el papel de experto técnico y especialista. Pero esto requiere de las personas implicadas una gran capacidad de comunicación, flexibilidad de roles y competencia en lo que respecta al cambio de papeles.

Sin embargo, la autoorganización ágil no significa quedarse solo. El liderazgo ágil define y crea las condiciones marco para la acción, por ejemplo, para desarrollar una cultura empresarial que se caracterice por la correspondiente voluntad de asumir responsabilidades y actuar. Con una cultura así, los empleados se sienten responsables de sus áreas de actividad y saben cómo pueden contribuir a la estrategia corporativa. Para promover este tipo de cultura, los líderes actúan principalmente como entrenadores y sparrings para capacitar y apoyar a los empleados.

El profesor del MIT Ed Schein, uno de los padres de la psicología organizativa y el desarrollo organizacional, lo resume brevemente: “En un mundo cada vez más complejo, los líderes sencillamente no saben lo suficiente para decidir por sí solos qué es nuevo y qué es mejor. El liderazgo es, por tanto, un deporte de equipo, no una actividad heroica individual”. Hoy en día, el liderazgo es un esfuerzo de equipo que da forma a los procesos de toma de decisiones y puede acelerarlos y desacelerarlos. Las decisiones deben tomarse allí donde existan los conocimientos y la experiencia necesarios, sin tener que pasar por varios niveles jerárquicos.

Volverse ágil

empezar ahora

Al igual que en el deporte, el máximo rendimiento en la empresa suele ser una combinación de fuerza, velocidad, disciplina y, sobre todo, actitud. Y al igual que todo atleta de alto rendimiento tiene un entrenador que le acompaña en su camino, le da feedback directo y planifica los siguientes pasos para que pueda ser aún mejor, esto también es eficaz para las empresas que avanzan hacia la agilidad. Actuar de forma ágil requiere cambiar viejos hábitos, un duro entrenamiento y una adaptación constante a las condiciones cambiantes, tanto las del mercado como las internas. Desde hace más de 25 años, Staufen AG acompaña a las empresas en su camino hacia el máximo rendimiento. Los proyectos en el contexto de la agilidad incluyen, por ejemplo, la reorganización y optimización de grandes proyectos de infraestructura según los principios de la gestión ágil de proyectos, la transición a una organización ágil en red con equipos dinámicos o el desarrollo de la estrategia de toda la empresa según el principio de fijar sus propios objetivos.


Nuestra idea fundamental

La participación de los empleados es la clave del éxito

Cada empresa es especial. Por esta razón, estaremos encantados de trabajar con usted para establecer su propio programa de desarrollo que esté perfectamente alineado con sus necesidades y le permita alcanzar sus objetivos, acompañado de arquitecturas de cambio inteligentes y diseños que motiven a los empleados.

  • ¿Cómo y, lo que es más importante, dónde tiene sentido exactamente la agilidad para nuestra empresa?
  • ¿Cómo podemos responder más rápidamente a los cambios en las necesidades de los clientes?
  • ¿Cómo creamos una colaboración eficaz y eficiente, en la que los empleados puedan interactuar con pasión?
  • ¿Cómo utilizamos métodos, marcos y prácticas adecuados en nuestra empresa?
  • ¿Cómo generamos condiciones marco beneficiosas para el trabajo ágil a nivel del flujo de valor y más allá?
  • ¿Cómo creamos sostenibilidad durante el cambio?
  • ¿Cómo garantizamos que todos los empleados encuentren sentido a su trabajo?
  • ¿Cómo funciona el liderazgo distribuido y apreciativo y cómo lo establecemos?

Status Quo

Determine el potencial de transformación de su empresa

En primer lugar, es necesario evaluar la complejidad de la industria o el sector. En segundo lugar, es importante evaluar las soluciones que la empresa puede ofrecer en la situación actual para gestionar la complejidad existente en el entorno. STAUFEN. La Evaluación de la Capacidad Organizativa (OrgCap) evalúa la empresa de forma sistemática y holística, respondiendo a la pregunta: ¿Cuál es el grado de capacidad de la empresa para hacer frente a la complejidad del mercado y del entorno?

  • ¿A qué factores ambientales e impulsores de la complejidad debemos responder en nuestro contexto?
  • ¿Cómo debe cambiar el statu quo de nuestra empresa para que podamos responder adecuadamente a la complejidad?
  • ¿Cómo y, lo que es más importante, dónde tiene sentido exactamente la agilidad para nuestra empresa?
  • ¿Qué potencial de transformación crea para nuestra empresa? e establecerlo?

La evaluación de la capacidad organizativa tiene en cuenta diversos factores del entorno y la cultura existente.

Para evaluar el entorno se utiliza el análisis del contexto. Abordamos factores de complejidad como el mercado de ventas, las redes de valor, las tecnologías, la política y la sociedad, la protección del medio ambiente, los factores macroeconómicos y los requisitos de los productos.

El análisis de diversos aspectos del entorno empresarial crea transparencia con respecto a los requisitos de la empresa. El contexto de la empresa se determina en función de los siguientes criterios: Volatilidad/dinámica, incertidumbres, ambigüedad, complejidad, dependencias externas, características del producto/servicio y competidores.Los factores del entorno y su nivel de complejidad determinan si la agilidad puede aplicarse de forma significativa.

La constitución actual de la empresa y la cultura corporativa asociada se evalúan mediante un análisis de campos de acción y cultura con el fin de identificar puntos de partida para la mejora y factores de éxito para una transformación ágil. Para ello, abordamos ocho campos de acción: Declaración de misión con valores y principios, liderazgo con comprensión y estilos de liderazgo, estructura de la organización, madurez y enfoque de los procesos, infraestructura, por ejemplo en TI, y diseño del lugar de trabajo, diseño de productos y servicios, y comunicación y relaciones interpersonales. Estos campos de actuación se abordan y desarrollan junto con nuestros clientes en el contexto de la transformación ágil.

La evaluación de ambos análisis (la constitución de la empresa y la cultura corporativa) proporciona claridad sobre el potencial de transformación y, a partir de ahí, desarrollamos una imagen objetivo para la transformación y la hoja de ruta asociada.

Haciendo Agile

Implantación de métodos ágiles en el día a día de la empresa

Al introducir la gestión visual y trabajar a diario con tableros Scrum, Shop Floor Management o Kanban, el proceso de cambio hacia una organización ágil se hace más tangible. En concreto, los tableros, junto con otras herramientas como roles, artefactos y eventos, representan la parte visible del cambio. Esta parte del cambio se denomina “Hacer ágil” y suele ser el primer paso en el camino hacia una organización ágil.

  • ¿Cómo podemos responder más rápidamente a los cambios en las necesidades de los clientes?
  • ¿Cómo crear más transparencia para optimizar nuestros procesos?
  • ¿Cómo descubrimos sistemáticamente los puntos débiles de nuestra experiencia?
  • ¿Cómo creamos una colaboración eficaz y eficiente, en la que los empleados puedan interactuar con pasión?
  • ¿Cómo garantizamos la estabilidad estructural mediante principios, normas y responsabilidades claras?
  • ¿Cómo utilizamos métodos, marcos y prácticas adecuados en nuestra empresa?
  • ¿Cómo creamos herramientas significativas para apoyar a los equipos de alto rendimiento?
  • ¿Cómo generamos condiciones marco beneficiosas para el trabajo ágil a nivel del flujo de valor y más allá?

Agilidad metodológica

La introducción de la gestión visual proporciona al equipo la transparencia necesaria en relación con el progreso del proyecto/proceso, así como con las interrupciones que se produzcan, que pueden requerir una nueva priorización y ordenación. Las reuniones de corta duración proporcionan la comunicación y el espacio necesarios para el intercambio con los demás. Lo ideal es que los equipos utilicen los tablones como herramienta de comunicación y autocontrol.

En función de las necesidades, utilizamos métodos conocidos de lean management, el marco Scrum o una mezcla de ambos, adaptados con precisión al equipo. Esto depende del entorno en el que se opere (sencillo, complicado, complejo o caótico), así como de si en la empresa ya se utilizan métodos y cuáles, y de la experiencia que los equipos hayan tenido con ellos. Esto nos permite integrar su experiencia y crear así rápidamente visibilidad, transparencia y seguridad.

Agilidad estructural

La agilidad estructural institucionaliza métodos ágiles de trabajo, garantizando así la estabilidad. Una estructura organizativa ágil regula cómo se interrelaciona todo y qué es posible, por ejemplo, qué puede decidir quién y cuándo. Es un error pensar que una organización ágil puede tener éxito sin principios, normas y responsabilidades claras.

Tampoco es necesario que toda la empresa tenga estructuras ágiles. En nuestra práctica, también desarrollamos unidades organizativas ágiles en empresas con una jerarquía tradicional. Sin embargo, un criterio esencial para el éxito es poder “acoplarse” sin problemas a las interfaces internas. Esto tiene éxito cuando está claro quién es el cliente, quién interactúa con él y cuál es el modelo de negocio de la unidad para satisfacer los requisitos del cliente. Para ello, definimos los llamados equipos de flujo de valor, que operan en la interfaz entre el mundo exterior y la organización interna. El equipo de flujo de valor es responsable del presupuesto y lo utiliza para alcanzar los objetivos del equipo. Los objetivos ya no se distribuyen en cascada por divisiones y departamentos, sino entre los equipos. El equipo decide conjuntamente el camino para alcanzar el objetivo. El diseño del proceso de toma de decisiones y la propia toma de decisiones están lo más cerca posible del flujo de valor.

A la hora de desarrollar nuevas estructuras, iniciamos con usted el denominado proceso de diseño organizativo, que comprende distintas fases. Así nos aseguramos de tener en cuenta los requisitos específicos de su empresa en el mercado y con respecto al cliente. Al mismo tiempo, el enfoque iterativo nos da la oportunidad de identificar y desarrollar junto con usted futuras estructuras y procesos de alto rendimiento. Esto garantiza que la estrategia, la estructura y la cultura encajen entre sí e identifica las palancas de implantación relevantes para el éxito.


Ser ágil

Ascendiendo con una organización de alto rendimiento

En los proyectos de cambio, siempre ha resultado eficaz formar a las personas durante los proyectos para que puedan estabilizarse e impulsar el cambio. Con el cambio hacia empresas ágiles, la forma de trabajar de las personas está pasando del ordeno y mando a la autoorganización. Para estabilizar e impulsar el cambio sin restringir el nivel de libertad para la autoorganización, hay que aprender una actitud particular y nuevos comportamientos y procedimientos. La formación de directivos y personas influyentes es un factor crítico de éxito para cualquier empresa en proceso de cambio.

  • ¿Cómo garantizar que todos los empleados encuentren sentido a su trabajo?
  • ¿Cómo proporcionamos un liderazgo distribuido y agradecido?
  • ¿Cómo mantenemos un alto nivel de rendimiento dentro del equipo?
  • ¿Cómo inspiramos a nuestros empleados y a nuestros clientes?
  • ¿Cómo establecemos un aprendizaje continuo y sostenible?

Agilidad cultural

Según el lema “la actitud vence al método”, muchas empresas descubren que, al introducir métodos y herramientas ágiles, no son capaces de liberar el potencial de rendimiento esperado para su organización. Esto puede explicarse por el hecho de que, además de aplicar métodos ágiles, también se requiere un comportamiento de liderazgo y una comprensión adecuados. Cuando los empleados interactúan entre sí, cobran importancia otras habilidades, como la comunicación y la gestión de conflictos, el autocontrol y la capacidad de dar y recibir feedback.

Estas son algunas de las habilidades necesarias para garantizar el rendimiento de Doing Agile. No basta con abordar la agilidad a nivel cognitivo. Como base para la agilidad cultural, es esencial un comportamiento de liderazgo adecuado, así como la correspondiente actitud y orientación interna de la empresa. Este comportamiento, que está alineado con valores ágiles como la transparencia, la cooperación y la orientación al cliente, forma una cultura corporativa viva que marca la diferencia.

Muchos ejecutivos, por supuesto, saben que los roles (o cargos) estáticos en las organizaciones ágiles deben sustituirse por roles flexibles o que la autoorganización debe reemplazar a la organización externa. Sin embargo, una clave fundamental del éxito es la interiorización de los principios ágiles y las habilidades practicadas por los miembros del equipo y los líderes, un proceso de aprendizaje para toda la organización.

La mayor tarea en una transformación ágil es traducir los valores culturales de una organización ágil en principios conectables que guíen la acción y ponerlos en práctica en la vida cotidiana. Por ejemplo, ¿cómo se puede dar vida al propósito de la iniciativa empresarial y su valor añadido? ¿Qué significa una rebelión constructiva en la que se cuestiona constantemente el statu quo? ¿Cómo se expresa en términos muy concretos para los empleados la determinación incondicional de hacer que las cosas sucedan en interés del cliente? Para pasar de “Hacer ágil” a “Ser ágil”, es necesario responder a estas preguntas de forma específica para cada empresa en el marco de la agilidad cultural, traducirlas en agilidad estructural y reajustarlas en consecuencia. Aquí es donde se decide cuánto potencial de transformación se aprovecha y cuánta agilidad es (ya) posible.


Romper esquemas

Desarrollar la mentalidad de la empresa mediante el trabajo cultural

Lo que es normal en el deporte de alto rendimiento suele descuidarse en las empresas. El factor decisivo es la cultura corporativa, al igual que la aptitud mental lo es para los atletas. Quienes consigan establecer una cultura corporativa abierta, agradecida y coherente tendrán menos de qué preocuparse en el futuro. El experto en gestión y economista estadounidense, Peter Drucker, lo expresa sucintamente: “La cultura se come a la estrategia para desayunar”. La cultura como reflejo de la acción no es ni buena ni mala. El punto clave es que debe encajar con la empresa, su modelo de negocio y su estrategia.

  • ¿Cómo cambiamos nuestra cultura empresarial de forma selectiva?
  • ¿Cómo logramos agilidad ante condiciones marco cambiantes?
  • ¿Cómo damos a nuestros empleados el apoyo que necesitan?
  • ¿Cómo desarrollamos las competencias que necesitamos?
  • ¿Cómo establecer agentes de cambio de éxito?
  • ¿Cómo crear sostenibilidad durante el cambio?

La evaluación periódica de la fuerza de cambio existente proporciona la orientación y el enfoque necesarios para el proceso de cambio en sí. Una vez identificada esta dinámica de la organización, puede utilizarse como base para el proceso de cambio. Esto se debe a que se utilizan diferentes enfoques de impacto en función de la dinámica, y tanto la arquitectura como el diseño del cambio se adaptan en consecuencia.

gestión del cambio ágil

La gestión del cambio tradicional suele caracterizarse por procesos de cambio a largo plazo, a veces de varios años. Los proyectos de cambio están claramente separados entre sí por planes de proyecto concretos. Esto no funcionará en una transformación ágil. La gestión ágil del cambio funciona con un horizonte de planificación mucho más corto. Mediante procesos iterativos y de ciclo corto, se puede garantizar la velocidad de reacción necesaria en un entorno ágil. Los cambios continuos son la norma en un entorno ágil, por lo que la atención no se centra en iniciativas individuales, sino en temas de interés general.

El papel del agente de cambio también cambia en un contexto ágil. Los que han sido responsables de la implementación hasta la fecha se convierten en switchmen y coaches. El agente de cambio se convierte en un facilitador de la estabilidad. Desde el principio, nos centramos en un alto grado de autoorganización y responsabilidad personal.

A las máquinas y los procesos no les importa cómo funcionan o cómo se definen: a las personas sí. Los cambios organizativos suelen fracasar porque se descuida a los empleados. A la hora de introducir métodos de trabajo ágiles, es esencial un enfoque sistémico que combine la consultoría profesional con un planteamiento complementario del desarrollo organizacional. La consultoría profesional aporta los conocimientos necesarios sobre métodos ágiles, estructuras organizativas y principios. La consultoría organizativa sistémica amplía la dimensión profesional para incluir enfoques psicológicos organizativos y psicológicos sociales, centrándose, entre otras cosas, en la actitud, la visión del mundo, la motivación, el comportamiento y el liderazgo. Cada iniciativa de cambio debe adaptarse individualmente a la situación. Dependiendo del reto, el proceso de cambio requiere diferentes tipos de cambio. En tiempos de cambio, el truco está en modificar y preservar simultáneamente.

La gente se debate entre el sentido común y el sinsentido cuando se trata de cambio. La adecuación mental en un contexto empresarial significa ordenar los viejos patrones que ya no son útiles en relación con las cambiantes realidades empresariales. A diferencia de los ordenadores, la limpieza de viejos programas en una empresa siempre crea tensiones en una organización.

Junto con usted diseñamos todo el proceso de transformación, partiendo del mercado, de los clientes y de la definición del concepto organizativo más eficaz. También diseñamos la arquitectura y acompañamos la implantación operativa del cambio. Al hacerlo, siempre tenemos en cuenta a las personas de su empresa y su aptitud mental, así como la cultura organizativa, para lograr una fuerza de cambio eficaz y dirigida. ¿Cómo desarrollamos las aptitudes que necesitamos? ¿Cómo establecemos agentes de cambio de éxito? ¿Cómo creamos sostenibilidad durante el cambio?

Simplificando, se necesitan tres tipos de energía para que el cambio sea efectivo:

  1. Lejos de la energía. El dolor que debe sentir cada individuo no sólo desde el punto de vista cognitivo, sino también emocional.
  2. Energía orientada hacia. Un estado objetivo que se comprende y se desea o incluso se exige.
  3. Claridad del camino. Una vez que está claro cómo alcanzar el estado objetivo, puede aplicarse la fuerza del cambio de forma selectiva.

La evaluación periódica de la fuerza de cambio existente ofrece la orientación y el enfoque necesarios para el proceso de cambio. Una vez identificadas estas dinámicas organizativas, pueden utilizarse como base para el proceso de cambio. Esto se debe a que se utilizan diferentes enfoques de impacto en función de la dinámica, y tanto la arquitectura como el diseño del cambio se adaptan en consecuencia.

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Libro blanco de Staufen: Empresas ágiles

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